Último lunes del año.
Venga, un último empujón que no queda nada.
Espero que hayas pasado la Navidad lo mejor posible.
Ha llegado el momento de hacer balance.
La verdad es que ha sido un año heavy metal. Una pila de días con muchos altibajos pero en general estoy contenta.
Empezaba el 2022 como si hubiera puesto una jarrita de más en el camello de Ali Baba y todo (¡pum!) hubiera saltado por los aires.
(Paréntesis)
Me refiero a este juego:
Seguimos.
Me encontré con todo el salón lleno de piezas esparcidas y tiradas por ahí. Me veía obligada a recogerlas. Tenía que empezar la partida de cero.
Volver a comenzar.
Como tantas otras veces.
Los meses pasaban y si la vida fuera un puzle yo iba uniendo algunas de sus piezas.
Qué bien sienta cuando encajan, Dios.
Al final,
he conseguido cosas y he perdido otras.
He aprendido y he desaprendido.
Me he visto capaz cuando antes me veía incapaz.
Y viceversa.
He escrito esta chaladura de newsletter que lleva en activo desde junio (LOL).
Espido Freire ha leído un relato mío y me ha mandado deberes que todavía no he hecho. (LOL x2).
Y así de forma abrupta y sin avisar (como a veces me gusta hacer las cosas),
nos acercamos a la parte de agradecimientos.
Cuidado que se viene el momento kiut.
Avisadas estáis.
Tampoco es tan intenso, don’t worry.
Si quiero, puedo tener más azúcar que el algodón de azúcar.
En fin.
Aquí va.
Doy las GRACIAS en mayúsculas a las amigas por estar a mi lado.
Gracias por los reencuentros.
Gracias también a las nuevas personas que he conocido y que han compartido momentos conmigo.
Y una última cosa.
Si en Nochevieja no nos vemos, abrid la ventana, levantad la copa y gritad:
¡UN BRINDIS POR LA BUENA GENTE Y QUE VIVAN LAS AMIGAS!
Si chilláis mucho a lo mejor os oigo.
Nos leemos el año que viene.
Firmado:
Sandra (intento de buena persona) Stranger.
Tk