Un poema para todas aquellas personas que, entre las grietas, nos hemos unido como cerámica japonesa bañada en oro.
A veces las palabras sobran
pero nunca lo hacen las de Louise Glück.
Allá van.
UN RECUERDO (por Louise Glück)
Se apoderó de mí una enfermedad
cuya causa nunca llegó a determinarse,
aunque se fue haciendo más y más difícil
mantener una apariencia de normalidad,
de buena salud o de alegría existencial…
Poco a poco me fue apeteciendo estar solamente
con los que se me parecían; los busqué como pude,
algo que no era precisamente un asunto sencillo
puesto que estaban todos disfrazados o escondidos.
Pero al final encontré algunos compañeros
y en aquella época a veces salía a caminar
con uno u otro por el margen del río,
hablando otra vez con una franqueza que casi había
olvidado…
Y sin embargo, casi siempre guardábamos silencio.
Preferíamos
el río antes que cualquier cosa que pudiéramos decir…
En ambas orillas la alta maleza ondeaba
en calma, sin cesar, bajo el viento del otoño.
Y me pareció recordar este lugar
de mi infancia, aunque
en mi infancia no hubiera ningún río,
solo casas y jardines. Así que tal vez
estuviera regresando a aquel tiempo
anterior a mi infancia, al olvido, quizás
fuera ese río el que recordaba.