Una cuando tiene fiebre hace scroll en las diferentes plataformas y acaba en lugares inesperados. Como yo ayer viendo el docu Soc filla de ma mare de Laura García Pérez. En él, Laura rescata esas cintas que antes grabábamos con la videocámara a modo de álbum audiovisual familiar. Creo que si me preguntáis de qué va creo que de entender el porqué de las cosas, de las ausencias y de reconstruirse (o almenys intentarlo). Tampoco me hagáis mucho caso, ¿eh?. El termómetro me marcaba 38,2. Esto no es una reseña ni nada por el estilo. El caso es que aún con mi delirio febril, me pareció una buena idea verlo.
Cuando veo los recuerdos de las otras me pasa siempre lo mismo. Me siento un poco voyeur de lo ajeno. Aún así, suelo asistir con cierta curiosidad a estos momentos cotidianos que se comparten.
También creo que tengo un poco de miedo de mirar en mi propio cajón emocional. Pienso en todas las cajas llenas de esas cintas y en todos los carretes que no me he atrevido a revelar. Es en estos objetos inanimados donde han quedado guardados los primeros pasos, los veranos en Mont-roig, las sobremesas, los amores pasados.
Si os atrevéis a echar un vistazo a todo lo que algún día fue, aseguraos de tener a mano lo mismo que mi psicóloga tiene en su mesa:
Un paquete de Kleenex y un vasito de agua.
Tus cartas siempre tan inesperadas pero tan dadas a tocar alguna tecla. Creo que todos tenemos cajones de ese tipo aunque unos sean más mentales que físicos. Espero que ya no tengas fiebre y vuelvas pronto a seguir escribiendo por aquí ✉️