Tengo que ir al súper
21:00 h.
Queda media hora para cerrar el Mercadona. La cajera mira de reojo el reloj justo a mi entrada. Tiene cara de pocos amigos.
Amiga, como si tú no hubieras currado en tienda y no hubieras cerrado a las 22.00 h y no te hubieras cagado en todo cuando entraba un cliente a las 21:45 h. We’ve been there.
Mantengo el carrito recto a duras penas. Siempre se me va hacia la derecha. Qué ironía. Es un carrito facha. Bueno, las eses son culpa del lúpulo.
No te choques con nadie. Mantén la compostura. Aparenta tenerlo todo bajo control. Que no se vea, que no se note.
Los que frecuentamos este templo valenciano de la alimentación somos un grupo de lo más variopinto: unos adolescentes comprando alcohol para salir de fiesta, unos guiris, un joven moderno con pinta de soltero y yo.
Yo solo quería comprar arroz
arroz para la resaca.
Perdone, ¿tienen de eso aquí?
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