Valencia

notas desordenadas

En este café hay un corazón y yo no sé dónde está el mío. ¿Tú lo sabes? Lo siento ya no siento nada. ¿Tengo derecho acaso a beberme este café? ¿Cuánta miseria los políticos son capaces de ignorar? ¿Cuántas muertes son necesarias para que les importe? Tía, si nos falla quien supuestamente nos tiene que proteger, ¿qué nos queda? ¿Tú crees que tendríamos que inscribirnos en una asociación vecinal? Va en serio esta vez. Yo en este tiempo he hablado con muchísimas personas. Nos siento más cerca que nunca. Fíjate que he hablado incluso con quien no me hablaba.

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Ninguna ayuda que dé me parece suficiente.

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El otro día estaba duchándome y pensaba ‘qué suerte poder ducharme con agua caliente’.

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Menos mal que la iaia no ha visto cómo quedó su casa. Le habría dado un buen susto a la pobre mujer. Fango, fango y más fango. Todos los recuerdos metidos en una trituradora. Los suyos y también los nuestros.

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Las pérdidas materiales nunca son ‘solo’ pérdidas materiales.

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Me viene Estellés una y otra vez.
El fang, la pluja, el fang, unes coses humides.
He plorat molt. He vist coses. He plorat molt.

Hoy no hay CTA para que os suscribáis ni nada de eso.

Cuídense mucho.
Pocas cosas importan.